Por Gerardo Reyes y el equipo de Univision Investiga La periodista conservadora Ann Coulter disfrutó cada una de las palabras que usó para describir la satisfacción que le produciría el espectáculo de ver indocumentados corriendo en la frontera con México ante la amenaza de un dron que los persigue. “Me encanta la idea del gran muro de Trump”, comentó Coulter en agosto del año pasado durante la presentación del candidato republicano Donald Trump en una gira por Iowa. “Yo quisiera tomarme dos tragos por lo menos, y convertirlo en una gran atracción turística mundial con un show diario en vivo cuando alguien trate de cruzar la frontera”, agregó. Esta versión contemporánea del circo romano es solo una muestra poco conocida del giro que está tomando la retórica electoral en Estados Unidos, basándose en lo que muchos coinciden en identificar como la estrategia del miedo. “Creo que el señor Trump es un vocero del discurso del miedo. Creo que es un perfecto ejemplo de cómo instalar el miedo en una comunidad con algún propósito que no es claramente visible para la población en su conjunto”, señaló la sicóloga María Basualdo, quien trabaja con inmigrantes agrícolas al sur de Florida. La retórica ha demostrado ser muy efectiva en materia política y de negocios. Trump ha forzado a los demás candidatos republicanos a endurecer su discurso antiinmigrante, lo que se refleja en mayores contribuciones y adeptos de campaña. Pero el negocio del miedo ha multiplicado también las ganancias de toda una industria que se lucra del control de la inmigración: empresas de seguridad y defensa fronteriza, centros privados de detención, proveedores de...