En marzo de 2015 Donald Trump escribió a sus más de 4.5 millones de seguidores de su cuenta en Twitter: “Debido a Rodolfo Rosas Moya, que me debe mucho dinero, México nunca más volverá a ser sede del concurso Miss Universo’’. En este mensaje podría estar la clave del desprecio que ha demostrado Trump hacia los mexicanos. La historia detrás del trino es un complejo litigio legal entre la organización Miss Universe, de la cual Trump era socio mayoritario, y varios empresarios mexicanos. Rodolfo Rosas Moya, la persona atacada con nombre y apellido en el tuit de Trump, es un ingeniero urbanizador de una prospera zona turística del Caribe mexicano conocida como la Riviera Maya. Rosas, de 60 años, fue parte de un grupo de empresarios de la zona que logró que el concurso de Miss Universo escogiera a Cancún en 2007 como una de las sedes del certamen de belleza en México. Los empresarios pensaban que el concurso ayudaría a relanzar ante el mundo la imagen turística de la zona, que había sufrido sensiblemente con los embates del huracán Wilma el año anterior. Miss Universe suscribió un contrato de anfitrión con Grupo Promotor MU México y un contrato de garantía de los patrocinios con el empresario mexicano Pedro Rodríguez y con la firma Comercializadora Ronac. Rosas es accionista de Ronac. Los mexicanos se comprometieron a obtener el patrocinio del concurso por parte de los gobiernos de Ciudad de México, Cancún y Chiapas. También asumieron la organización administrativa del evento que es visto por más de 1,000 millones de televidentes. Las tres ciudades aportaron un total de 6.5 millones...