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Las dos caras de FAIR

La Federación por la Reforma de Inmigración en Estados Unidos (FAIR, por sus siglas en inglés), es una de las organizaciones antiinmigrante más influyente en Washington.

FAIR propugna por una reforma radical y otras medidas que buscan la deportación del mayor número de indocumentados, la reducción al máximo de la inmigración legal y el fortalecimiento de las fronteras.

La organización se precia de contar con más de 250,000 miembros y seguidores tanto conservadores como liberales y de que sus miembros han testificado ante el Congreso de Estados Unidos. En sus oficinas se preparan informes sobre el tema y se diseñan estrategias de cabildeo (lobbying).

De acuerdo con su página de internet, FAIR invirtió 160,449 dólares en cabildeo en 2014.

Como contribuciones a victorias del movimiento antimigración FAIR cita el hundimiento en el Congreso de la reforma migratoria y las iniciativas de Arizona y Alabama.

Otras organizaciones han criticado a FAIR por sus vínculos con personalidades que promueven teorías sobre la superioridad de la raza blanca. Entre esas organizaciones está el Southern Poverty Law Center (SPLC), una fundación que monitorea grupos de odio.

SPLC sostiene que John Tanton, el fundador de FAIR y quien estuvo en la junta directiva de la institución hasta el 2011, ha hecho declaraciones que reflejan una sospechosa afinidad con las ideologías de grupos de odio como el Ku Klux Klan y los negadores del Holocausto.

“Sabemos lo que hay detrás. Sabemos las raíces de estas ideas. Sabemos que están conectados a grupos que han sido fundados por personas que apoyan el régimen Nazi”, dijo a Univision Tania Galloni, directora de SPLC de la Florida.

“No creemos en ninguna organización que trata de censurar el discurso político de otra gente o desacreditarlo”: Dan Stein.

Confrontamos al director de FAIR, Dan Stein, con el señalamiento de SPLC y nos respondió: “Bueno, nosotros no reconocemos a the Southern Poverty Law Center como una organización legítima. Ellos no tienen ninguna base para formular un juicio o algo parecido. ¿Quién los hizo dios del mundo?”.

Stein agregó que su organización está conformada por ciudadanos entre los cuales hay inmigrantes con puntos de vista sobre las políticas públicas.

“No creemos en ninguna organización que trata de censurar el discurso político de otra gente o desacreditarlo”, agregó.

En octubre del año pasado Stein nos recibió en las oficinas de Washington y amplió sus puntos de vista:

¿Cuáles son los objetivos de esta organización?
Nos encanta la historia de la inmigración, pero también reconocemos que una nación tiene que tomar opciones de inmigración basándose en la necesidad nacional y en las generaciones futuras. Así que la inmigración debe ser limitada y las fronteras aseguradas. Tienen que ser controladas. Como parte de nuestra autodeterminación nacional es importante saber qué tan grandes queremos ser. Hasta qué punto nuestra población debe crecer. Que la inmigración no sea una carga para este país y cree más problemas de los que resuelve.

¿Tienen ustedes hispanos en su junta de directores?
Bueno, no sé si tenemos un hispano-americano (Hispanic American) en nuestra junta, pero tenemos muchos hispano-americanos activistas y miembros. Pero le digo algo, este es un tema muy polarizado y desafiante. Un joven profesional hispano-americano que busque trabajar de nuestro lado estará bajo un enorme asedio y ridiculización por las organizaciones de cabildeo del otro lado.

¿En qué tipo de temas han cabildeado ustedes?
En el tema del proyecto de amnistía de la Banda de los Ocho [el proyecto de reforma migratoria aprobado por el Senado en el año 2013]. nos opusimos porque pensábamos que era una legislación mala.

¿Y cómo miden ustedes sus éxitos, no solo a nivel del Congreso sino de los estados?
Mirando si podemos o no construir una coalición de gente en todo el país. Si triunfamos en las batallas legislativas, si podemos llegar a más gente estadounidense a través de los medios de comunicación nacionales. Los estadounidenses se van a la cama cada noche pensando que pagan impuestos a un gobierno federal que no controla apropiadamente nuestras fronteras, y que la inmigración es una carga y un gravamen sobre nuestra infraestructura, nuestro sistema de educación y el mercado de trabajo. Manejar la inmigración es una de las funciones primordiales del gobierno federal. Si no se maneja eficientemente, como se puede ver en la campaña republicana, la inmigración es un tema que cambia el juego.

¿Cómo calculan ustedes el costo de la inmigración? En el mapa que tienen en internet dicen que el costo para California es superior a los 20,000 millones de dólares y para Texas es de casi 9,000 millones de dólares. ¿De dónde sacan esa cantidad?
Ok. Cualquiera que observe la política de inmigración de Estados Unidos va a notar una cosa, que los gobiernos estatales y el gobierno federal hacen un mal trabajo al determinar los costos, y por eso no recibimos información. Así que todo lo que usted puede hacer es trabajar con estimados. El gran costo de la inmigración ilegal, el costo directo, es la educación pública, tanto por los que están ilegales como por los nacidos aquí.

Pero es una fuerza laboral importante. ¿Cómo va a salir usted de los trabajadores hispanos?
Estamos hablando de gente que violó la ley, la mayoría de los cuales fueron traídos por traficantes de humanos. Al final, el problema del sistema ilegal de inmigración es que se basa en la explotación. Traficantes, empleadores explotadores. A los contribuyentes se les pide subsidiar el proceso a fin de ofrecerles a los empleadores una mano de obra barata. Eso está teniendo efectos devastadores en el mercado laboral estadounidense.

¿Y quien va a tomar esos empleos?

Hay trabajos que cubren los hispanos indocumentados porque los estadounidenses no los quieren.
México necesita a sus trabajadores. Ningún país debe tratar de prosperar enviando al extranjero a su gente industriosa. Cada país debe hacer su propio trabajo. Y los estadounidenses deben poner a su gente a trabajar.

¿Y cómo piensan que se pueda deportar a toda esta gente?
Bueno si ellos [el gobierno] no saben de cuánta gente estamos hablando, nosotros no sabemos cuál será el costo administrativo. Pero le puedo garantizar que con el tiempo va a costar menos llevar a cabo una remoción (deportación) humana correcta y con la garantía de todos los derechos, que continuar permitiendo que la gente venga ilegalmente, consiga la green card y se traiga a sus familiares.

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