Por José Fernando López*
Cuando el papa Francisco inicie este 5 de julio su primer periplo de este año por América encontrará como siempre multitudes dispuestas a seguirlo. Llenará catedrales y plazas y su mensaje, mediático como pocos, se escuchará por todos los rincones.
En el primero de dos viajes al continente programados para este año, el Papa visitará tres países: Ecuador, Bolivia y Paraguay. Los tres, según una encuesta realizada el año pasado por el Pew Research Center en toda la región, están entre los cinco países más católicos de todo el continente (los otros dos son México y Colombia).
Pero Francisco sabe que llega a un continente que ha venido perdiendo la fe, si no en Dios al menos en la Iglesia Católica. Según cifras de la Asociación de Archivos de Datos Religiosos, ARDA (por sus siglas en inglés), el catolicismo ha perdido uno de cada cinco adeptos en la región en los últimos 70 años. Y la caída se ha hecho especialmente fuerte a partir de 1995.
“Entre 1995 y 2014 las personas que se declaran católicas (autodeclaración) en los 18 países de la región disminuye de 80% a 67%, un total de 13 puntos porcentuales en 18 años”, dice el estudio Las religiones en tiempos del papa Francisco publicado también el año pasado por la Corporación Latinobarómetro con base en las encuestas que realiza anualmente en toda la región.
La encuesta del Pew confirma esa tendencia. Según sus resultados, buena parte del desarraigo que ha sufrido la Iglesia Católica se ha producido en una sola generación: 84% de los encuestados dijeron haber sido criados en la fe católica, pero solo 69% de ellos se identifican hoy en día con la iglesia de Roma.
El efecto Francisco
La fuga de fieles de la Iglesia Católica no ha significado, sin embargo, una secularización de América Latina. “Lejos de abandonar las religiones los latinoamericanos lo que hacen es abrazar otra religión cuando abandonan el catolicismo”, dice el estudio de Latinobarómetro. Y lo confirman las cifras de ARDA.
En las últimas décadas, en efecto, han florecido grupos de orientación protestante en casi todos los países de la región. En Colombia y Venezuela, y en los países del triángulo norte de América Central, los grupos evangélicos (denominación que se utiliza en la región para los grupos protestantes) han tenido un crecimiento significativo (en algunos casos mayor al 1,000%). Pero también en Bolivia y Ecuador, como lo muestra la gráfica siguiente.
Las causas son muchas, y obedecen “a condiciones internas de cada país más que a fenómenos homogéneos que afectan de la misma forma a todos los países”, aseguran los autores de la encuesta del Pew.
La encuesta preguntó a los excatólicos sobre ocho posibles razones para su deserción y encontró que la más esgrimida fue la búsqueda de “una conexión más personal con Dios”. Muchos de sus encuestados dijeron también que “se hicieron protestantes porque querían un estilo de culto diferente o una iglesia que ayudara más a sus miembros”.
En cualquier caso, la fuga es un hecho. Y es en ese contexto que para muchos la figura de Francisco adquiere una dimensión especial.
En rueda de prensa concedida a principios de junio, los embajadores de Ecuador y Paraguay ante la Santa Sede, Luis Latorre y Esteben Kriskovic, aseguraron que el viaje del Papa tenía como objetivo “reavivar la fe de los católicos” en todo el continente. Cada palabra del Santo Padre, dijo Latorre, “será verdaderamente una evangelización”.
Consultado sobre el impacto que podría tener la visita del Papa en el fortalecimiento del catolicismo en América, Bernardo Barranco, reconocido especialista mexicano en temas de la iglesia, dice que “el perfil que tiene el Papa es el perfil de un pastor que encaja perfectamente en esa actitud de reconquista o afianzamiento de la iglesia“.
“El Papa tiene asegurada en América Latina, en Ecuador, en Bolivia y Paraguay, una gran capacidad de convocatoria. De interlocución”, dice Barranco. Pero advierte que no es todopoderoso. “Francisco tiene una intención clara de recuperación de espacios religiosos, pero sabe muy bien que no depende solo de él, depende de las estructuras religiosas locales, de la calidad de los obispos que tiene, de las agendas de las iglesias locales“.
El sacerdote Roberto Cid, argentino como el Papa y adscrito a la diócesis de Miami, tiene una interpretación de la visita más ligada a la doctrina de la iglesia. “El papa es el vicario de Cristo en la tierra. Siempre la presencia del papa entre nosotros nos confirma en la fe, porque esa es una de las misiones que le dio Jesucristo a Pedro“.
“En ese sentido –asegura Cid– siempre la presencia del papa, más allá de la personalidad de quien ocupe en un determinado momento histórico la sede de Pedro, es la presencia de Pedro entre nosotros”.
Cid y Barranco coinciden con el Pew en que el fenómeno de la fuga de católicos en América Latina es global y complejo. Y según el primero, “hace ya tiempo [2007] que los obispos latinoamericanos lanzaron la Gran Misión Continental para darle respuesta a este fenómeno“. Pero no son pocos los que hablan del “efecto Francisco”, pensando en que el origen de papa puede tener un impacto muy positivo en el catolicismo de la región.
“El hecho de que el papa sea latinoamericano y que su lengua materna sea el español facilita la comunicación. Que provenga de un contexto latinoamericano también facilita el diálogo, lo hace más próximo a la realidad latinoamericana, hace que la conozca mejor. Pero no obstante eso, el papa siempre es Pedro, aunque sea oriundo de Japón o de Corea”, dice Cid.
Para los autores de la encuesta del Pew “es demasiado pronto para saber si Francisco puede detener o revertir las pérdidas de la iglesia en la región”. Lo que sí está muy claro, según el centro de investigación, es que los católicos de la región tienen una imagen positiva casi unánime de Francisco “y consideran que su papado es un cambio muy importante para la iglesia”.
“El Papa llega a estos países [Ecuador, Bolivia y Paraguay] con la aureola de un líder que goza de la simpatía, el reconocimiento y la autoridad moral que pocos líderes en el mundo pueden presumir”, dice Barranco.
En efecto, la imagen del Francisco es positiva en casi todo el mundo, como lo demostró la encuesta global realizada el año pasado por Univision Noticias entre católicos de cinco continentes sobre algunos de los temas que más preocupaban en ese momento a los fieles de la iglesia de Roma.
Y en eso confían quienes ven en Francisco el pastor que puede volver a reunir en su grey a tantas ovejas descarriadas.
En ese contexto, la visita que hará el Papa en el mes de julio a los tres países de América Latina (donde realizará cinco misas masivas, a las que se aspira que asistan millones de fieles de la región) tendrá un acento marcadamente pastoral. Pero su segundo periplo, a Cuba y Estados Unidos, en el mes de septiembre, será seguido por la prensa mundial con un lente diferente.
La segunda gira
Francisco irá a Estados Unidos para para asistir al Encuentro Mundial de las Familias, evento que se realiza cada tres años y que tendrá lugar entre el 22 y el 25 de ese mes en la ciudad de Filadelfia. Pero antes, visitará a Cuba.
Cuba no es un país mayoritariamente católico. De hecho, la religión católica estuvo proscrita por el Estado durante muchos años a raíz del advenimiento de la revolución castrista en el año 1959. Antes de la revolución se estimaba que el 70% de la población de la isla era católica (con un alto nivel de sincretismo con creencias de origen africano).
Resulta difícil decirlo hoy en día. La Iglesia habla de un 60% de católicos, y las cifras de ARDA muestran un número incluso superior, pero en la primera gran encuesta independiente realizada en Cuba por Univision Noticias después del anuncio del restablecimiento de relaciones con Estados Unidos, solo un 27% de la población se declaró abiertamente católica, mientras un 44% dijo no tener ninguna religión.
Por la naturaleza de su régimen, Cuba ha estado en la mira de los últimos tres papados. Juan Pablo II, conocido como “el papa viajero“ (hizo 104 viajes durante su largo reinado entre 1978 y 2005), visitó a Cuba en 1998. El resultado de su visita fue una mayor apertura para los católicos. En 2012, Benedicto XVI estuvo en la isla en un viaje de carácter pastoral, con la esperanza de fortalecer a la iglesia local.
“En el caso de Cuba, tanto la visita de Juan Pablo II, como la de Benedicto XVI, y la que ahora va a hacer el papa Francisco, lo que buscan es seguir fortaleciendo la iglesia local ante el régimen cubano: su estructura, viajes, privilegios que habían estado perdidos, intercambio de seminarios, recursos, construcción de escuelas católicas, fortalecimiento y recuperación de templos. Es decir, lo primero que va a hacer el Papa es fortalecer la agenda de la iglesia local”, dice Barranco.
Coincide el padre Cid: “Cuba es un país que está muy necesitado de la presencia del Papa. Muy necesitado de reconciliación entre los cubanos, que durante más de 50 años han padecido un régimen tiránico e inhumano que ha hecho mucho daño a la sociedad civil. Y ni qué hablar de la persecución a la iglesia. Es muy bueno que el Papa visite Cuba, porque llevará un mensaje de esperanza y de reconciliación tan necesario en un país que ha sufrido tanto”.
Pero es evidente que la visita a Cuba de Francisco tendrá un carácter especial. Si bien no dejará de lado su misión pastoral, los expertos estarán muy pendientes de las derivaciones de la misma. Francisco es el mediador en el proceso de acercamiento de Cuba con Estados Unidos y por eso, según Barranco, “va a llegar con una aureola de héroe a la isla” y será inevitable que la visita tenga también un tinte político.
No menos “política”, en un sentido amplio, será la visita a Estados Unidos.
El Congreso en pleno
La Unión Americana no ha tenido nunca una mayoría católica. En promedio, solo uno de cada cuatro estadounidenses ha profesado la religión católica desde mediados del siglo pasado. Entre 1965 y 1985, la participación de los católicos en la población total superó el 30%, pero a partir de ese año comenzó a disminuir, siguiendo la tendencia general de la región.
En esa caída parece haber influido la actitud de los hispanos que residen en este país. Según la encuesta del Pew, 77% de los hispanos residentes en Estados Unidos dijeron haber sido criados en la fe católica, pero solo 55% siguen hoy los dictados de la iglesia de Roma. Esa caída de 22 puntos es, con la sola excepción de la de Nicaragua (25 puntos) la más alta de toda la región.
Por eso no se puede ignorar el contenido pastoral de la visita. Pero a pesar de su participación en el Encuentro Mundial de las Familias, y las misas masivas que celebre, dos eventos “no religiosos” concentrarán la atención del mundo entero: un discurso antes las Naciones Unidas y un discurso ante el pleno del Congreso (el primero de un jefe de la Iglesia Católica en la historia).
Este último, en particular, será seguido con enorme atención en todo el mundo. Estados Unidos es el país donde las críticas del Papa a la economía de mercado, y sus referencias al impacto que tienen el capitalismo y su desenfrenada globalización en la distribución de la riqueza y en el deterioro del medio ambiente, han encontrado más resistencia. Y el Congreso de Estados Unidos está hoy bastante cargado a la derecha.
A su favor tendrá que se trata del Congreso más católico en la historia del país. Aunque menos del 25% de los estadounidenses se declara católico hoy en día, la representación de la Iglesia de Roma en el Congreso es del 30.7% (164 miembros). Pero los católicos están todavía lejos de ser la minoría. Y muchos no se sienten cómodos con las enseñanzas del Papa.
La derecha estadounidense tiene profundas raíces religiosas (incluida la católica), pero es bastante más conservadora que la de otros países. Y no cree que el Papa sea la persona más indicada para fijar sus políticas.
En palabras del comentarista conservador cubanoamericano (de raíces católicas) Carlos Alberto Montaner, “un Papa capaz de reconocer paladinamente que no es nadie para juzgar las preferencias sexuales de sus prójimos puede entender que tampoco es nadie para decidir qué autos o cuántos metros de vivienda son moralmente justificables“.
Barranco no cree, sin embargo, que el Papa llegue a Estados Unidos con una espada desenvainada. “Sabe muy bien que el terreno está minado y va a ser su primera experiencia de entrar precisamente al país donde ha recibido las mayores críticas a nivel mundial”, asegura.
El padre Cid, por su parte, dice que “siempre el papa va a ser un profeta, y como todo profeta siempre va a encontrar rechazo en el mundo, en los poderes del mundo”. Por eso, para él, la presencia del Papa en el Congreso de Estados Unidos no significa un reto especial. “Ya ha ido a Naciones Unidas, ha hablado en el parlamento británico, en el parlamento alemán, en el parlamento europeo…”
Es seguro, además, que a pesar de sus diferencias, la recepción al Papa por parte del Congreso sea efusiva y formal. Pero eso no quita, en palabras de Barranco, que “muchos analistas a nivel internacional estamos esperando con mucha impaciencia ese encuentro con la cultura estadounidense, sobre todo la conservadora, y ver cómo reacciona a sus discursos”.
*Investigación y gráficos de Data4, México.
La religión católica en Estados Unidos
Solo 25% de los estadounidenses pertenecen a la religión católica. Según una encuesta del Pew Researh Center, publicada el año pasado, 77% de los hispanos residentes en Estados Unidos dijeron haber sido criados en la fe católica, pero solo 55% siguen hoy los dictados de la iglesia de Roma. Y están dispersos por todo el país.
Aunque no existen estadísticas sobre el número de hispanos católicos a nivel local, sí las hay sobre el número de hispanos y el número de católicos que hay en todos los condados, lo que permite hacerse una idea sobre la relación entre ambos indicadores demográficos.
Solo hay 15 condados en el país donde más del 50% de la población es hispana y más del 50% de la población es católica (sin que eso signifique que todos los católicos son hispanos). Pero en la mayoría de los condados las dos características son independientes, como lo muestra la siguiente visualización.
Nota Metodológica: Los datos sobre el número de católicos y protestantes en Estados Unidos, Canadá y América Latina se obtuvieron de la Asociación de Archivos de Datos Religiosos (ARDA); los datos sobre la conformación del Congreso por religión en comparación al resto del país se obtuvieron del Centro Hispano Pew y del Huffington Post; los datos sobre congregaciones y adherentes al catolicismo por condado en Estados Unidos se obtuvieron de la Asociación de Archivos de Datos Religiosos (ARDA).
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